Aquí están las fotos de la cena de fin de curso... Bueno, unas pocas, porque la compacta de mi hermana no daba para mucho las demás no merecían la pena, pero nos quedamos con los caretos de la gente que es lo que mola. La cena, sobra decir fue el mejor ejemplo de que estamos en crisis: tocaba repartir comida entre los doce millones de personas que éramos en el local, pero bueno, al menos el buzón de mensajes sirvió para algo.
De izquierda a derecha:
Israel (con su camisa, triunfadora de la noche) y Edu.
Sergio y yo.
Gala (con la cámara de Lola), Laura, Alicia, Lola y su super-corbata, y Zaida con sus tacones de crecimiento instantáneo.
Helena, Mito (con corbata!!), Mery e Irene.
Roberto, Juan y Antonio.
Sé que falta mucha gente de clase pero es que llegó un punto en que me exasperé con la cámara, pero ahí va, menciones a todos: Álvaro, Miguel, Dido, Sandra, Isa, Elia, Alejandro, Antonio Aumesquet, Álvaro Escriche, Cristina, Bea, Amparo, Olmo, Loreto, Emilio; y a los que no fueron: Ana, Mª Isabel, Úrsula y Maya.
Seguramente me deje a alguien, lo siento, mi memoria no da para mucho más. También mencionar a la gente de segundo de fotografía que estuvo con nosotros durante la cena.
Espero que la noche cundiera a todos y que el año que viene la repitamos de nuevo.
La Historia Interminable es una obra de Michael Ende, escritor alemnán que además también cuanta con otras obras conocidas en su haber como Momo o Jojo, la historia de un saltimbanqui. Cuando se repartieron los libros, me aseguré que éste caía en mis manos porque desde que me aficioné a la lectura fue uno de mis libros favoritos que habré leído unos cuantos millones de veces. Aunque la verdad, es que me ha costado muchísimo plasmar mi idea porque me resultaba muy difícil no caer en el símbolo más conocido del libro y recrearlo para el bodegón. Así que me estrujé un poco el cerebro y opté por jugar con otro simbolismo que pudiera eludir la idea principal de la historia, que era jugar con el término "interminable". El nudo es una alusión al Auryn y el hecho de que los extremos del nudo no se atisben es la representación de la continuidad; luego la clave alta es para plasmar la inocencia de Bastian y su esfuerzo por mantener Fantasía intacta buscando un nombre para la Emperatriz Infantil; la cuerda, desgastada y algo ajada simboliza la fragilidad de todo lo que rodea la historia.
Sólo espero que a Ende no le dé por levantarse de su tumba y dar una colleja.
La abstracción creo que es un asunto delicado y complejo que tratar con la fotografía, tan fielmente dedicada a plasmar la realidad. En mi caso la abstracción no es otra cosa que continuar coqueteando con la luz y cómo esta puede efectuar diferentes aspectos de lo percibido. Para abstraer he usado la fragmentación sobre diferentes texturas o bien reflejantes o difusoras.
Arte... Yo y el arte no nos solemos llevar muy bien, yo soy una chica complicada y algo silenciosa, él es un chico al que le gusta llamar la atención. Nuestra relación siempre ha sido de amor-odio, desde el principio de los tiempos, cuando mi madre me compró mi primera caja de colores de cera con un par de años. En la primaria la cosa no es que fuera mejor: mis compañeros me copiaban los dibujos... En bachillerato me acribillaban a críticas cuando cogía un lápiz y ahora, no me entiendo muy bien con él. Tantos años de convivencia para llegar a la conclusión de que siempre habrá una barrera entre él y yo, un obstáculo insalvable.
La escaneografía... no me hacía mucha gracia la verdad pero cuando se me ocurrió narrar mi experiencia personal con las artes me vinieron un montón de recuerdos y hechos que había dejado guardados en un cajón. Desde muy pequeña me pasaba horas y horas sentada en la mesita junto al sofá dibujando con mis ceras de colores; cuando fui un poco más mayor me pasé a los lápices de madera porque molaban más y las ceras eran de niños pequeños, aunque en casa las seguía usando; en bachiller aprendí muchas cosas que aún conservo para mi repertorio y cuando hice gráfica, decidí sin lugar a dudas que era más de dibujo que de pintura. En un principio puede parecer que no tiene nada que ver, pero para mí es un hecho muy siginificativo porque siempre me he sentido torpe en este mundillo y es lo que pretendía contar con las escaneografías. Mostrar esa barrera que ficticia o real, es como un obstáculo que me cuesta saltar y afecta a todo mi camino.
Estas dos son quizás más personales porque siempre pensé que mis manos eran cuando me preguntaban, la parte de mi cuerpo que más me gusta. Me llevo bien con ellas y las mimo mucho. Ellas son eso que me indica que debo seguir intentando saltar esta barrera de película adhesiva, porque se quedan quietas muy poco tiempo. Es como si la lección de Jürgen Klauke ya la tuviera aprendida y sólo me faltase ponerla en práctica.
Este ejercicio se lo quiero dedicar a Sergio. A menudo le ha dado las gracias por ayudarme tanto durante el curso pero nunca le había dedicado una entrada, así que... esta es tuya. Por dedciarte a mí sin pasarme factura, por no reprocharme nada jamás y ser tan paciente conmigo; por tu incansable espíritu y la gran imaginación que guardas bajo tus melenas a lo Jesucristo SuperStar.
PD: mi escaner está un poco hecho polvo, pero es monísmo al darme un fondo rosita en lugar de gris.
La realización de sombras ha sido un ejercicio arduo, mucho, sobretodo cuando el modelo no quiere cooperar o lo hace en exceso. Todo se me ocurrió viendo a mi perra dormitar junto a la puerta del patio donde justo cae el único rayo de luz de toda la casa entre las 12 de la mañana y las 2 de la tarde, así que no contaba con un margen de tiempo muy amplio (mucho menos cuando los días anteriores han estado un poco apagadillos). Utilicé las sombras proyectadas de la puerta y de mí misma para crear diferentes puntos oscuros. Luego, hablando de color sólo quería se predominase el negro (sombras y perro) y el color beige del suelo. Se me ocurrió que las sombras parecían un poco intimidatorias para lo dulzona que es mi perra, pero al mismo tiempo es un tanto inmutable y me vino a la cabeza la relación cazador-presa, materia y espíritu, claros y oscuros, cosas grandes y pequeñas; una serie de elementos contrarios que respondían no sólo bien al ejercicio sino también con la peluda modelo.
"Gracias, amigo, cuyo esfuerzo presencio. Bienvenido seas del modo más serio. Yo soy Uyulala, la voz del silencio, voz del Palacio del Profundo Misterio"
-La Historia Interminable, Michael Ende.
PD: Gracias a Lana por ser tan buena compañera, por dejarse colocar y por resistirse a ello, meterme los morros en la cámara y mirarme con esos ojillos tristes.
Para hacer este ejercicio de color, elegí dos elementos fundamentales: la ubicación y un punto discordante. Para ello busqué en la cocina todos los elementos de tonos similares que bien pudieran combinarse con sus colores complementarios: tomates, zanahorias, sandía, brebas, naranjas, una escalera pequeña, el delantal, el plato para que la sandía no pringue todo el frigorífico, el helecho decorativo; el punto discordante era usar otra combinación de colores diferentes a los ya usados para romper el ritmo verde-rojo.
Es un rincón pequeñito, lejos de normas de conducta donde nadie ha leído un manual de buenos modales; no han recibido lecciones enrevesadas sobre ilustrados versados en materia, dudo que siquiera hayan terminado sus estudios; no saben escuchar otra cosa que no sea el ruido que viene de la pared del vecino y las noches veraniegas se convierten en una tortura para el sueño porque ellos respetan su derecho a ser libres.
En un rincón pequeñito guardan sus miserias mientras arrojan fuera todo lo que ya no les sirve: periódicos, cajas, zapatos, ropa y mantas, neumáticos, muebles y camas, sillones, estanterias, bolsas de basura, palés de madera, latas de refrescos, envoltorios, restos de comida, deshechos corporales, excrementos de caballos, perros y gatos, cadáveres de animales, piezas de cochews y motos.
En un rincón pequeño ya tienen demasiadas miserias como para guardar más; sienten que las cosas son como son y dadas las circunstancias, lo mejor es convertirse en camaleón aunque ni siquiera sepan qué es. Han aprendido de otros que aprendieron a su vez de otros, que las cosas son así y raramente cambian a mejor, pero nadie les ha dicho que ellos mismos son el primer paso para cambiar. Ignoran su capacidad para moverse y caminar.
En un pequeño rincón se esconden personas que abandonan sus deshechos al resto del mundo.
Para mí nunca ha sido fácil aceptar ese pequeño rincón donde vivo, sí porque esto no es ni más ni menos que el lugar donde he vivido todos estos años; no es agradable pensar que a los alrededores de tu casa a montañas de basura que la propia gente del barrio tira a la calle, sin más. Nunca me ha gustado vivir aquí pero siempre pensé que habría alguna forma de ofrecerles una colleja para que se dieran cuenta de que toda la mierda que habitua en sus calles son productos de ellos mismos. Dudo que lean esto y mucho menos que se identifiquen con ello, pero al menos, di el primer paso.
Edward Burtynsky (Ontario, Canadá, 1955) es un fotógrafo cuya obra está dedicada a la documentación del efecto que el ser humano ejerce sobre la Tierra. Su obra está repleta de escenas grises y oxidadas, donde la mejor consecución del hombre es el mismo sujeto en sí en una estela de repercusiones derivadas de la acción vital de la especie, o de la excusa de necesidad que suscita el propio crecimiento.
Este documental trata precisamente de eso: de las consecuencias que hemos creados ante la imposibilidad de cambiar el modo de entender la vida. No plantea la necesidad de ver si algo está bien o qué está mal, sino que ofrece preguntas y dudas que flotan en el aire a la espera de que uno mismo comprenda que sucede y entienda, qué consecuencias son derivadas de ellas. Todo está enfocado en un espacio que crece compulsivamente, que genera necesidades que satisfacer, que necesita que lo alimenten y al mismo tiempo, alimenta a los demás. Decidir si es bueno lo que se lleva a la boca o no, es otra cosa totalmente distinta.
El único modo de ver lo que Burtynsky quiere decir es observar los instantes y plasmar la realidad del momento, esa que es un poco convulsa y que a menudo, antepone una mano para que no se vea. No se trata de incitar a la rebelión, ni de abolir el sistema; sino de contemplar la huella que dejamos a nuestro paso y ver qué obtenemos realmente de ella.
Creo que tal y como están las cosas actualmente, la percepción que se tiene de la naturaleza y el entorno es como un bien de lujo con más de un 16% de IVA; algo a lo que se recurre cuando se consiguen unas vacaciones para alejarse de la banalidad urbana. Sin embargo, creo que hemos olvidado que somos una ínfima parte de ese concepto; de toda esa conjunción de elementos diversos que se complementaban en un círculo perfecto. Hemos transformado nuestro papel en otro rol del que apenas logramos discernir una función clara, salvo la declaración no muy bien aceptada de virus.
No creo que el hombre sea destructivo, o al menos, prefiero pensar inútilmente que no lo es al menos por naturaleza, sino que el tiempo ha causado estragos difícilmente reparables. Como todo lo que se toma por propio, la relación entre el hombre y la naturaleza dejó de ser mutualista para convertirse en un parasitismo desproporcionado; la hemos explotado, quemado, arrasado, violado, contaminado, mutilado y agredido hasta límites inhumanos, pero parece que eso da igual mientras un país siga en crecimiento, generando una riqueza volátil que no servirá para mucho cuando no haya de donde obtener. El visión del hombre es planificar para los años que se suceden, sin contar que desastres causen y cuan irrevocables sean. Al final, llegará un momento donde no habrá nada y ese concepto de naturalistas y ecologistas, sólo será una palabra en un diccionario o un recuerdo de lo que hicimos a nuestro paso plasmado en una fotografía.
P.D.: supongo que es la segunda vez, al ver un documental que me sucede esto, me indigno con las cosas y no puedo evitar sentir rabia por como es el ser humano, donde me incluyo. Hoy, al cenar con mi madre le contaba que me sentía mal por todo lo visto en el documental y que era así porque inevitablemente yo formaba parte de ese proceso extractor, como lo soy ahora mismo o hace dos segundos. Es algo inevitable, supongo ver que tu propia huella también es un poco dolorosa.
Dedicado a estos días de estrés y planificación donde la oportunidad de desconectar aunque sea para colgar un par de fotos, es un gratificante respiro. DE paso, también a esos cola-caos de por la tarde que sirven para quedarse amorrada mientras se estudia y al "me tomo 5 minutos de descanso" porque en realidad son 30; a las ansias por darse una ducha para desconectar y a los despertadores que suenan con unas cuantas horas de antelación para seguir en materia.