Cuando le preguntas a alguien: Oye, quiero hacer una sesión de fotos ¿te apuntas?. La mayor parte de las veces te dicen que sí. Después, al cabo de unos días te preguntan de qué va a ser la sesión y qué van a tener que hacer. Esa pregunta, asesina y destroza moral, te hace pensar si realmente son las personas adecuadas para ello, o si tal vez deberías buscar a alguien mejor o que tuviera una idea aproximada de lo que es una fotografía.
El caso, es que días después el tema les gustó.
El caso, es que días después el tema les gustó.
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