martes, 3 de noviembre de 2009

--Marco Destacado-- Happy Hours





Y no es melancolía, suspirar por una fresa o llorar al recordar la acidez tuerce-caras de la lima... Qué horas más felices. Burbujitas y colores brillantes que marcaban momentos concretos de un día tiempo atrás, donde el tiempo no transcurría sino a un ritmo lento y parsimonioso al compás de un sorbo o un solitario suspiro. Cuando el frío rozaba los labios y de pronto recordabás aquella cosa en el reproductor de Windows que te aseguraba que la vida era rosa; pero tú no lo ves, lo sientes en la lengua. Es una lástima que Windows no dijera que también existía la vida en naranja brillante o verde ácido, hubiera sido mucho más realista.


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