domingo, 11 de octubre de 2009

--Efecto Caleidoscopio--





Era un árbol tieso delante de un restaurante en las ruinas de Festos, la gente estaba tan obsesionada por ver el emplazamiento que no reparaba en aquella cosa deforme que estaba casi custodiada por un anciano sentado en una silla. Cuando llegué a Festos eran las cinco y pico de la tarde y ya no se podía entrar en las ruinas. Creo que de haber estado abierto, habría sido otro turista ignorante.

"Érase una vez un espíritu mujer-pájaro que posó su ser en la corteza muerta de un árbol y allí se quedó, durante mucho tiempo en custodia de piedras e historia una vez vivídas. Pasó tanto tiempo que cuando las piedras se quebraron y las historias murieron, el mundo se olvidó de ella.

Y su espíritu, anclado, tuvo que resignarse a contemplar el paso de las estaciones como el vigía estoico que una vez fue, mientras su pesar y su dolor se tallaban como heridas en la corteza del árbol muerto. Ahora no tiene una cara sino muchas con las que contar su historia... aunque no hay nadie que la quiera escuchar".




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